El fortalecimiento del movimiento estudiantil debe verse como una de las prioridades de la Dirección. Para ello, hay que trabajar mucho en habilitar y reforzar los mecanismos de comunicación y participación activa y su incidencia real en todos los procesos. Los estudiantes deben conocer más a fondo todo lo que sucede en nuestra Escuela y contar con los recursos e insumos que les permitan formar criterios. En este sentido, el compromiso del nuevo Director con la apertura y la transparencia es esencial. Los estudiantes no son tontos útiles ni una masa crítica a la que se debe acudir exclusivamente cuando los procedimientos reglamentarios requieren de sus votos para avalar y legitimar los procesos de la administración. Los estudiantes son la razón de ser de nuestra Escuela, son nuestra razón de ser como docentes y deben ser siempre y en todo momento la razón y motivación de cualquier esfuerzo de transformación y mejoramiento. No debemos ver a los estudiantes como una simple plataforma para maquillar nuestra hoja de vida, estatus profesional y mucho menos nuestro ego.