La evolución docente y estudiantil en nuestra Escuela
Indudablemente, debemos buscar y encontrar los estímulos que fomenten la evolución docente y el impulso a la generación de dinámicas fortalecidas en procesos de investigación. La academia dentro de la universidad pública no puede ser omisa en su compromiso de generar investigaciones que posibiliten la evolución de su modelo, de sus procesos y de su disciplina. Esta sigue siendo una seria deficiencia por solventar. Asimismo, debemos seguir insistiendo en la necesidad prioritaria de obtener más tiempos docentes que ayuden a equilibrar la relación entre docentes y número de estudiantes. En vista de que nuestra población estudiantil sigue en crecimiento, la transformación de nuestro modelo de Escuela requiere de un importante aumento de plazas docentes (no se puede hacer chocolate sin cacao).
A la organización estudiantil es necesario también darle impulso y ayudar a que se fortalezca. Su presencia en todos los ámbitos de discusión no debe ser únicamente por cumplimiento de lo reglamentado; se debe reconocer lo imprescindible de sus aportes y de su control, como elementos fundamentales para el desarrollo de una escuela de auto/cogestión.
La escuela de hoy
La escuela de hoy debe tener como misión motivar a cada estudiante a aprender y a comprender la necesidad de seguir aprendiendo durante toda su vida en el convivir con su entorno, alimentando esos hábitos en procesos con experiencias auto-organizadas, que permitan corporizar el conocimiento en cada persona. El aprendizaje es más que adquirir y repetir conocimientos; es el manejo/dominio de experiencias y herramientas operacionales para aprender.
La de hoy debe ser una escuela de espacios abiertos a las relaciones entre el grupo de participantes; entre docente y docente, entre estudiante y estudiante y entre docentes y estudiantes. Una escuela en donde interactúen institución, docentes pedagógicos y estudiantes, en la formación y redirección de los contenidos y de las estrategias de aprendizaje, contribuyendo al mejoramiento del sistema y aprovechando los aportes y las distintas maneras en que éste es concebido. Las relaciones deben ser equitativas, respetuosas y horizontales, en donde el trabajo colectivo permita la retroalimentación entre todas las personas participantes del acto.
Debe ser una una escuela donde la institución es responsable de la planificación, la orientación, la programación y coordinación de las labores, respetando los intereses de los estudiantes; en donde el docente encauce las experiencias de aprendizaje con dinámicas y estrategias abiertas a las modificaciones surgidas dentro del proceso, mismo que deberá desarrollarse dentro de una concepción participativa, activa y dinámica, que impulse el dialogo directo del grupo de participantes. Éste debe ser capaz de captar y aceptar las preguntas e inquietudes, tratándolas como potenciadores para madurar y enriquecer el proceso, reconociendo sus debilidades y limitaciones, buscando junto con los estudiantes las respuestas que ayuden a crear el conocimiento. Todo esto, potenciando, induciendo y fomentando en el grupo de estudiantes la emoción por aprender y guiándolo en la convivencia. Al grupo de estudiantes le corresponde sugerir para adecuar, transformar, reforzar y fortalecer las estrategias empleadas.
Nuestra Escuela es un organismo compuesto de personas; la escuela sin estudiantes no existe; la escuela sin docentes no existe. Es primordial reconocernos y entender nuestro rol y responsabilidades dentro del evento pedagógico que llamamos Arquis. Es fundamental recuperar el placer por aprender, el placer por guiar, el placer por compartir y por convivir. El aprendizaje nunca podrá enriquecerse si no cambiamos de actitud, si no aprovechamos nuestras aptitudes, si no recuperamos la hermandad y la alegría por ser participes de un evento en donde todos y todas nos transformamos.
El significado de Arquis y la unidad de nuestra Escuela
El Arquis de hoy está fragmentado, está separado; docentes en diferentes lados estudiantes en otro y la administración por allá. Este momento es crucial para volver a aglutinarnos en un amalgama que dé forma a nuestra transformación. Soy soñador, ¡sí!, pero creo que la transformación es posible. Requerimos urgentemente de volver a vernos para adentro, volver a estimular los procesos de crítica y discusión, no de imposición; volver a enfrentar criterios, a esgrimir opiniones, a tener el empuje, la valentía, el respeto y el compromiso de hacer Escuela, de hacer renacer a Arquis.
Es tiempo ya de adentrarnos en los procesos que deriven en una transformación que enriquezca a las personas, a la Escuela, a Arquis. Es tiempo de entender nuestro rol en la sociedad costarricense, de saber y redefinir el por qué de la existencia de Arquis. Es tiempo de acercarnos a ser una Escuela de auto/cogestión. Es tiempo de Arquis como el placer de aprender, de compartir, de convivir…
Estos son tiempos en donde se lucha por la visualización de la persona, de sus intereses, de sus valores y de cómo lograr que éstos y los de la Institución se entrelacen en la producción del evento pedagógico.